"UNA NOCHE NUESTRA"

02.09.2017

Adelanto del primer capítulo de "Una Noche Nuestra", tercera parte de la saga "Una Noche"

1


Arianna sintió el contacto frío de Steve Lowell sobre su piel cuando le tendió la taza de té y un escalofrío recorrió su cuerpo. 
¿Por qué, de repente, no sentía ningún agrado hacia aquel hombre?
Se quedaron varios segundos en silencio, hasta que la joven Townsend decidió poner fin al encuentro.

-Bueno, gracias, Steve -musitó en voz baja mientras se levantaba del asiento-, te agradezco todo lo que has hecho por nosotros.

El joven también se levantó, quedando a su par.

-No tienes nada que agradecer, Arianna. Lo he hecho de muy buena gana.

Ella asintió en silencio y caminó un paso al frente, en dirección a la puerta, pero él no se movió. 
Adivinando los pensamientos de la muchacha, añadió.

-Si no te importa, me gustaría quedarme contigo hasta que Franck regrese.

Franck y Viviane le habían dado una buena educación y le habían enseñado los valores y los buenos modos a tener con los invitados, pero por primera vez, le costó mantener las formas.

-Como veas -respondió, sentándose de nuevo en su asiento.

No podía dejar de pensar en Jason, en cómo la policía se lo había llevado detenido y en que, seguramente, la culpable de aquella situación era su hermana mayor, Grace.

Aunque se sentía traicionada por el chófer, en el fondo sabía que no era un mal chico y que no le había hecho mal a nadie.

Removió la taza de té ante la alerta mirada de Lowell. Se sentía realmente incómoda y vigilada, como si de repente, aquel hombre se hubiera tornado su enemigo.

-¿Te encuentras bien? -inquirió Steve.

Arianna asintió con rapidez.

-Sólo un poco cansada -señaló, antes de tomar otro sorbo-, creo que me iré a la cama a descansar.

Lowell frunció el entrecejo y estiró el brazo para agarrar su mano.

-Siento mucho todo lo que has tenido que pasar -susurró con la voz calmada-, no puedo imaginármelo.

La joven se levantó del asiento, sonrió levemente y se dirigió a la puerta sin mirar atrás. Antes de abandonar la estancia, murmuró un leve "buenas noches", pero no se quedó para esperar la respuesta.

Cuando el silencio y la soledad se apoderaron de su entorno, suspiró hondo y se echó a llorar. Todo lo que la rodeaba era un desastre. Un verdadero desastre.

Markus seguía por ahí, libre, y seguramente no tramaría nada bueno. El hombre que amaba la había traicionado y, además, estaba en la cárcel. Su hermana Grace en el hospital, su padre rodeado de tanto escándalo...

¿Cómo resolverían aquella situación? No parecía tener sencilla solución.

Se apretó la americana y el aroma del perfume de Jason llegó a sus fosas nasales, golpeándola. Le había abierto su corazón por completo y, en aquellos instantes, le costaba cerrárselo.

Aún con el rostro manchado de lágrimas, comenzó a ascender las escaleras hacia su habitación cuando escuchó el teléfono resonar en la planta baja. Caminó con rapidez hasta llegar a la mesilla donde se encontraba el principal, pensando que, quizás, su padre llamaría para comunicar alguna nueva noticia; pero cuando llegó hasta el aparato el timbre se había extinguido.

Guardó silencio unos instantes y escuchó la voz de Steve Lowell provenir desde el salón. Seguramente, la mano derecha de su padre había respondido la llamada por ella (lo que no resultaba extraño viniendo de alguien como él). Descolgó el auricular con sigilo, evitando hacer ningún ruido, y se lo llevó a la oreja. 
Era su casa, su familia y sus problemas; tenía todo el derecho de enterarse.

-No se va a poner -cortó la voz de Lowell, con tono amenazador.

-Necesito hablar con ella, por favor, es muy importante.

La voz de Jason provocó una parálisis en su corazón. 
¿Seguiría preso? ¿Estaría en comisaría?

Lowell soltó una risita.

-Jason, ¿verdad? -inquirió con chulería-. Te aconsejo que dejes de lado a mi prometida en todo este asunto.

-¿Tu prometida?

-Sí, mi prometida. Olvídate de ella, chaval, y deja en paz a esta familia.

Arianna percibió el suspiro confuso de Jason al otro lado de la línea. Seguramente, en aquellos instantes, el chófer se encontraría tan consternado como lo estaba ella.

-¡¡Necesito hablar con Arianna!! -exclamó, irritado.

Escuchó el sonido que indicaba el final de la llamada y supo que Lowell había cortado la conversación. 
Se llevó la mano al pecho y notó su corazón desbocado y su respiración agitada. ¿Su prometida? Aquello no tenía ningún sentido. 

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